EL JARDÍN INTERIOR
Novela corta o cuento largo? Qué importa! Calificar una obra literaria por su genero es cada vez más engorroso, ya ese calificativo se lo llevó el viento. Eduardo Lince Fárega, un joven escritor panameño, acaba de entregarnos una obra literaria: “El jardín Interior”. Le pregunté si se trataba de una obra escrita para niños. Me dijo que sí que era tanto para niños pequeños como para niños de ochenta años. No me mintió, la leí de un “solo tirón”, como solemos decir cuando un libro nos atrapa desde el comienzo.
Eduardo combina, con sobrada naturalidad, las fábulas universales, con los mitos y leyendas panameñas y las ubica dentro de un espacio real e imaginario. Nos deleita en el combate entre las fuerzas de la luz con las de la oscuridad y crea espacios novedosos donde ambas se esconden.
Es una novele o un cuento terminado. Muy bien escrito. Si de propósito se trata la literatura, el autor logra uno: estimular la imaginación en los niños y hacernos ver, a los que no somos tan niños, que todavía tenemos derecho a crear fantasías.
Pueda ser que el libro sea leído por niños de todas las edades, tanto en español como en inglés, porque está escrito en ambos idiomas. Pueda ser, también, que tengamos la oportunidad de reunirnos para tratar de contestar las preguntas que se formulan al final. Por lo pronto me limito a recomendar su lectura y a felicitar a Eduardo Lince Fábrega por darnos la oportunidad de leer un libro que nos conduce al mundo de los sueños, donde todos quisiéramos vivir, aunque sea por un instante.
Mauro Zúñiga Araúz.
Novela corta o cuento largo? Qué importa! Calificar una obra literaria por su genero es cada vez más engorroso, ya ese calificativo se lo llevó el viento. Eduardo Lince Fárega, un joven escritor panameño, acaba de entregarnos una obra literaria: “El jardín Interior”. Le pregunté si se trataba de una obra escrita para niños. Me dijo que sí que era tanto para niños pequeños como para niños de ochenta años. No me mintió, la leí de un “solo tirón”, como solemos decir cuando un libro nos atrapa desde el comienzo.
Eduardo combina, con sobrada naturalidad, las fábulas universales, con los mitos y leyendas panameñas y las ubica dentro de un espacio real e imaginario. Nos deleita en el combate entre las fuerzas de la luz con las de la oscuridad y crea espacios novedosos donde ambas se esconden.
Es una novele o un cuento terminado. Muy bien escrito. Si de propósito se trata la literatura, el autor logra uno: estimular la imaginación en los niños y hacernos ver, a los que no somos tan niños, que todavía tenemos derecho a crear fantasías.
Pueda ser que el libro sea leído por niños de todas las edades, tanto en español como en inglés, porque está escrito en ambos idiomas. Pueda ser, también, que tengamos la oportunidad de reunirnos para tratar de contestar las preguntas que se formulan al final. Por lo pronto me limito a recomendar su lectura y a felicitar a Eduardo Lince Fábrega por darnos la oportunidad de leer un libro que nos conduce al mundo de los sueños, donde todos quisiéramos vivir, aunque sea por un instante.
Mauro Zúñiga Araúz.
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