viernes, 15 de diciembre de 2006

UNA SIMPLE NOCHE


Bueno Casilda, le debo una disculpa a mis amigos del BLOG por haber estado desaparecido tanto tiempo. Pero como te dije antes, el desenfreno que se apodera de la ciudad es increible, y tan sólo respirar se vuelve un ejercicio forzado.

Tan es así que hasta ahora me puedo sentar a escribir la hermosa experiencia que tuve el lunes de la semana pasada, cuando asistí a un concierto de Mozart en la Iglesia del Santuario Nacional del Corazón de María. Llegué temprano para lograr un buen puesto. La ejecución de la música iba a estar a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional, y las voces del Coro Música Viva. La pieza principal que interpretarían sería la "LITANIAE DE VENERABILI ALTARIS SACRAMENTO".

Bueno, como te contaba, me senté en la banca de la Iglesia, sí la misma parroquia a la que he ido desde niño y contemple la imagen de la Virgen (desafortunadamente olvidé la cámara, así que nuevamente necesité el auxilio de mi teléfono celular para las fotos).
Ahí estaba la vieja inscripción en latín "DULCE COR MARIA ASTO SALUS MEA". Recuerdo que de niño le pregunté a mi abuela que significaba y me respondió "DULCE CORAZÓN DE MARÍA SE LA SALVACIÓN MÍA"

Bien, estaba en esas cavilaciones cuando a las siete y media en punto inicio el concierto. La primera pieza que acarició nuestros oidos fue la Sinfonía No. 41, en su primer movimiento. Un hermoso inicio.

Siguió una electrizante interpretación del Aria "LA REINA DE LA NOCHE", de la Ópera "LA FLAUTA MÁGICA" interpretada por la Soprano Indira Rodríguez. Te cuento Casilda que el público la ovacionó de pie.

Luego entró en escena el tenor Carlos Tovar e interpretaron el plato fuerte de la noche la "LITANAIE". Conjuntamente con el Coro nos arrullaron por espacio de casi cuarenta minutos que se me hicieron cortos.

Una vez terminado, el Maestro Ledezma, director de la Sinfónica nos informó que como regalo de Navidad interpretarían el HALLELUJAH de EL MESÍAS de HANDEL. Nuevamente la música inundó cada rincón de la Iglesia.

No se como explicártelo Casilda, pero esa hora y media escuchando tan sublime música cambió totalmente mi estado de ánimo...y por fin fui capaz de darle la bienvenida al verdadero espíritu de la Navidad...recordé que DIOS nos habla de muchas maneras, y esa noche sentí su voz en las notas de Mozart y Handel.
¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!

martes, 5 de diciembre de 2006

Un nuevo empezar


Diciembre, fin de año.

Se acerca el final del 2006. Como suele ocurrir al final del ciclo de 365 días muchos no sentamos a evaluar como fueron, qué nos trajeron, que se llevaron. También tomamos nuevas resoluciones, fijamos nuevas metas, renunciamos a algunas cosas.
Llega el 2007, un nuevo empezar...la maleza no permite ver que nos treaerá, pero cuando miremos atrás de puerta al 2008, si el Señor nos permite llegar, lo veremos como un campo limpio, con todo lo ocurrido en su lugar respectivo, tal como ocurre ahora cuando vemos el 2006.

Es cierto que el calendario es una creación artificial del hombre que sirve para medir el tiempo. Pero gracias a él podemos evaluar tantas cosas. Es un punto de parada en el camino. Es el momento propicio para reconsiderar nuestra vida, replantear qué queremos, qué dejaremos y entonces adentrarnos a abrirnos paso entre la en el matorral donde volveremos a encontrar nuevos retos, nuevas alegrías y nuevas tristezas.
Todavía faltan venticinco días para que termine el año, Casilda, pero ya estoy haciendo una lista de las metas que quiero alcanzar, haciendo acopio de fuerza para las pruebas y dificultades que vengan y soltando toda aquella carga que no me aporta, sino que me hace sentir peor.
Así será cuando empiece a cortar la maleza del 2007...en ese nuevo empezar.

lunes, 6 de noviembre de 2006

EL SANTUARIO DE LOS ANIMALES (una historia de EL BOSQUE ESCONDIDO)


Bianca, tenía diez años, cabellos negro, ojos almendradoss y una piel blanca como la leche. Vivía en una casa grande, cerca del edificio donde vivían José y Many. Era lo que muchos adultos llamaban “una chica modelo”. En realidad no tenía muchos amigos ya que, especialmente las niñas, se burlaban de ella, porque les molestaba que sus padres se la pusieran siempre de ejemplo de cómo debían comportarse. La mayor parte del tiempo su única compañía era un hermoso gato negro llamado “Niebla”, que sus padres le habían regalado. Era una mascota muy vivaracha, que la recibía dando brincos de alegría cada vez que llegaba a casa, se le trepaba a las piernas cuando ella estaba estudiando sus lecciones, y buscaba todas las manera de llamar su atención. Desafortunadamente Niebla tenía la mala costumbre de escaparse de la casa cada vez que alguien, por equivocación, olvidaba cerrar la puerta de entrada.


Esa tarde el portón del jardín había quedado abierto, situación que aprovechó el pequeño felino para salir a la corretear por la calle. Bianca no se había percatado de la ausencia del gato y estaba muy tranquila leyendo en su habitación. Mientras Niebla se encontraba dando vueltas por la calle, disfrutando de su repentina libertad, Pedro, un chico del barrio, lo avistó. Estaba inmóvil, observando al gato con un biombo en la mano. Aparentaba más de los once años que tenía. Era alto y robusto, con el cabello ensortijado escondido bajo una gorra. Tenía una sonrisa de maldad en los labios y su mirada estaba fija en el gato mientras tomaba una piedra con el fin de lanzarla contra él. Niebla, que no se había percatado del peligro, jugueteaba con una pequeña pelota olvidada por algún niño. Antes de que pudiera reaccionar Pedro lanzó una pedrada al gato, que le golpeó la cabeza, lastimándosela. La reacción inmediata del felino fue salir corriendo sin rumbo buscando protección.


Otros niños del barrio se dieron cuenta de lo que ocurría y en lugar de ayudar al infeliz animal, se unieron a Pedro en su persecución. En un momento dado lo acorralaron frente a unos tanques de basura que estaban situados frente al edificio donde vivían José, su hermano y su mamá. Sin ninguna misericordia arremetieron contra Niebla lanzándole toda clase de objetos, mientras este lanzaba alaridos de dolor. Esto provocó que Bianca y su madre al igual que otros vecinos salieran al ver que ocurría. Al darse cuenta de esto, Pedro y los chicos, como buenos cobardes, salieron corriendo a refugiarse en sus casas. Sin embargo para Niebla ya muy tarde, había caído en el sueño eterno, había muerto. A pesar de las súplicas de Bianca (¡Niebla despierta!), y los intentos de salvarlo de un veterinario que era vecino en la calle, no había nada que hacer.


José, quien desde la ventana de su habitación lo había visto todo, bajó corriendo junto a su madre y hermano a tratar de ayudar a Bianca también. Sintió un nudo en el corazón cuando vio como llevaban el cuerpo inerte de Niebla y a su amiga llorando desconsoladamente.


– ¡No es justo, no es justo!–era lo único que repetía la niña.


Llevaron a Niebla al patio de la casa y ahí lo enterraron, en presencia de su dueña, que no paraba de llorar y los padres de ella, quienes no podían esconder la indignación. José, Many y la madre de estos. quien era muy amiga de la familia de Bianca, los acompañaban también mostrando en sus rostros un claro disgusto.


–No te sientas mal–le decía Veyra, la madre de Bianca– piensa que Niebla fue feliz mientras te tuvo a ti. Ya no está con nosotros, pero siempre estará su recuerdo.


–Pero mamá– le contestaba la niña ahogada en llanto– no es justo. No es justo lo que esos niños hicieron ¡son malos!


–Esos niños recibirán su castigo. Yo hablaré con sus padres. Tú no te preocupes – y rodeándola con sus brazos la llevó a casa.


Mientras, afuera quedaron José y Many también molestos por lo que había hecho Pedro.


–Se me ocurre una idea–dijo José, mientras sostenía el silbato que le había regalado la bruja Casilda entre sus manos– creo que ella puede resolver este problema.


– ¿La vas a llamar?–preguntó Many emocionado


–Sí–le contestó José–vamos detrás del edificio, ahí no pasa gente, y no hay cemento, sino tierra.
Y hacia allá se dirigieron. Una vez que estaban fuera de la vista de todos y parados sobre la tierra José hizo sonar el silbato. Como ya lo sabían no produjo ningún sonido, pero antes de que terminaran de usarlo un remolino de tierra se formó frente a ellos y ahí la tenían, sonriente a la buena bruja, con su guiño.


–Hola mis niños–dijo mientras les acariciaba la cabeza–que lindo verlos, cuénteme ¿para qué necesitan a su amiga Casilda?


–Bruja, algo horrible le pasó a una amiga nuestra–empezó a decir José, y acto seguido le contó todo lo sucedido.


La bruja escuchaba seria, y por primera vez desde que la habían conocido los niños pudieron advertir una mirada de ira contenida en sus ojos. La bruja les dijo que se prepararan, que esa noche iría a visitarlos a ellos, y que también quería conocer a Bianca.
***
Esa noche la niña seguía con los ojos rojos del llanto. Su madre le sugirió que rezaran, y luego le dio un beso y le dijo que al día siguiente se sentiría mejor. No se habían dado cuenta que la bruja en compañía de José y Many los observaban desde afuera de la ventana. Esperaron a que la dejaran sola, mientras la madre iba a la sala de la casa a hablar con el padre de la niña.
José aprovechó el momento para tocar la ventana de la habitación de Bianca.


–Bianca– la llamó suavemente– somos José y Many.


La niña se acercó y pudo ver a sus amigos en compañía de una señora regordeta vestida con una túnica blanca.


–Esta es nuestra amiga Casilda– le dijo José–, es una bruja buena y ella con su magia te va a ayudar.


Bianca estaba confundida con eso que le habían dicho.


–No tengas miedo– le dijo ésta con mucha ternura– vinimos a consolarte y a llevarte a dar un paseo con nosotros para que te sientas mejor, mi niña dulce.


– ¿Pero cómo voy a salir a un paseo a esta hora y cómo eso me va a hacer sentir mejor?–dijo ella
Para sorpresa suya se dio cuenta que José y Many se sentaron en una alfombra que empezó a elevarse del suelo.


–Vamos, sube con nosotros–le dijeron los chicos.


La niña miraba con gran asombro.


–Pero, y mis papás, qué dirán si se dan cuenta que no estoy–preguntó preocupada.


Nuevamente entraron en escena los relojes mágicos, le dieron uno a Bianca y le explicaron cómo funcionaba. Finalmente accedió, y ante los ojos maravillados de la niña, se elevaron por los aires siguiendo a la bruja que iba en su escoba voladora.


Aún con la repentina emoción de salir volando por los aires, Bianca sentía una punzada en el corazón. La pérdida era muy grande, era como si dejara un vacío inmenso, como si le hubieran arrancado algo por dentro. De pronto pensó que si era cierto que esa señora era una bruja buena, tal vez ella le podía regresar a Niebla.


–Dime bruja ¿a dónde vamos?– preguntó José curioso.


–Ya verás niño pecoso. Primero necesito que la niña dulce me diga donde viven esos niños cobardes y cómo se llaman.


–Uno de ellos se llama Pedro, los otros no los alcancé a ver– le respondió ésta, y desde arriba le mostró la casa donde vivía el chico abusivo.


–Perfecto–le dijo la bruja– nuestra primera parada será el Bosque Escondido.


José y Many se emocionaron ante esa nueva oportunidad de conocer más del lugar. Bianca, por su parte, al fin se atrevió a preguntar:


– ¿Me vas a regresar a Niebla con tu magia?


–No puedo, niña dulce, eso es algo que no alcanza mi magia. Pero no te entristezcas, piensa en los recuerdos que quedaron de Niebla, en lo feliz que fue contigo.

Era lo mismo que le había dicho su madre, sin embargo, esas palabras no disminuían su dolor. Luego de volar por los aires y dejar atrás las luces de la ciudad empezaron a adentrarse por áreas boscosas hasta que llegaron a las montañas que rodean al Valle de Antón, desviándose luego por la ruta secreta y, tal como lo dijo la bruja Casilda aterrizaron en el Bosque Escondido, en un área frondosa llena de pequeñas lucecitas que parecían luciérnagas. Eran las hadas del bosque.


–Hola chicas– dijo la bruja –, necesito hablar con el hada Florabel ¿alguien la ha visto?


–Acá estoy Casilda, ¿que ocurre?–le contestó una pequeña hada con diminutas alas parecidas a una libélula.


–Tengo un trabajo para ti – e inmediatamente le explicó lo que había sucedido con la mascota de Bianca. Y dirigiendo su mirada a los niños les dijo: –Ahora nosotros proseguiremos el viaje.


– ¿Qué va a hacer esa hada?– preguntó curiosa.


–Ya te enterarás mañana a primera hora, mi niña dulce; no te preocupes.


De esa manera siguieron su vuelo. Salieron del Bosque Escondido y se dirigieron a otra región que no conocía ninguno de ellos.


– ¿A dónde vamos?– preguntaron curiosos.


–Vamos a un lugar que se llama “El Santuario de los Animales”, es un lugar donde llegan animalitos maltratados, que han sido sacados del lugar donde viven. Son seres que necesitan de mucho cariño, especialmente de una niña tan buena como tú, mi niña dulce.


A los pocos minutos estaban sobrevolando otra área boscosa en la que, a la luz de la luna, se veían pequeños y grandes animales, algunos jugueteando, otros simplemente durmiendo. Había lagunas con aguas cristalinas, riachuelos, árboles gigantes repletos de nidos de aves que empollaban a sus crías. Parecía un verdadero paraíso terrenal.


Luego de aterrizar caminaron por un sendero rodeado de flores, que incluían muchos arbustos de la amistad. Los niños contemplaban todo el lugar maravillados, hasta que al fin se sentaron los cuatro en un gran tronco, a observar como diversas especies de animalitos se les acercaban: monos perezosos, una preciosa ardilla, un gracioso mono tití que se trepaba en el hombro de la bruja como queriendo decirle algo.


–Mandrico–le reprendió–no debes estar fuera del Bosque Escondido. Tu hogar es allá–y con un pase de su bastón mágico hizo un torbellino de tierra que succionó al monito.


– ¿Por qué hiciste eso?–preguntó Many, molesto–yo lo quería para llevármelo a la casa.
La bruja soltó una carcajada.


–Te aseguró que no querrás tener al mico Mandrico de mascota en tu casa, niño flaquito.


– ¿El mico…qué?–preguntó José


–Uy, niño pecoso–le contestó Casilda–es una larga historia, solo te puedo decir que es un mono parlanchín, habla hasta por los codos.


– ¿Un mono que habla?–preguntó Bianca, como volviendo a la vida
–Bueno, mi niña dulce–le contestó la bruja guiñándole el ojo–sólo cuando está en el Bosque Escondido. Pero este mico es sumamente inquieto y le gusta salirse de los límites del bosque y cuando eso ocurre pierde el don de la palabra.

José volvió a sentir otra inquietud, pero ésta se refería al lugar en que estaban en ese momento. ¿De quién era? ¿Quiénes lo cuidaban para que estuviera tan hermoso?


– Este lugar le pertenece a ellos, a todos los animalitos que viven acá–le contestó Casilda–, es cuidado y protegido por un hombre que conoció la magia especial y creó este santuario, para protegerlos y que vivieran libres.

– ¿Qué es la magia especial, brujita?– preguntó intrigada la niña.


–No te la puedo explicar con palabras, pero esa magia ya existe en todos ustedes y la irán conociendo poco a poco–le contestó, mientras pasaba su mano afectuosamente por la cabeza de la niña. Luego agregó: – De hecho hoy han visto un aspecto de ella, el amor a la naturaleza y los animales.


Bianca sonrió, miraba a todos los animalitos con mucho cariño, cuando de repente de entre aquellos que le rodeaban apareció un pequeño perrito, que no podía tener más de un año. En cuanto vio a Bianca empezó a mover su colita y se le acercó.


–Vaya, parece que le caíste bien, tienes un nuevo amigo– le dijo la bruja sonreída.


La pequeña lo tomó en sus brazos y lo empezó a acariciar mientras éste trataba de pasarle la lengua por su cara.


–Te ha escogido como amiga– agregó Casilda– vamos, llévatelo a casa, necesita también de alguien que lo quiera.


–Pero no es Niebla, y nunca podrá reemplazarlo– le contestó ésta con lágrimas en los ojos.


–No, jamás llenará el lugar que Niebla tenía en tu corazón. Pero no por eso debes cerrarte a la oportunidad de querer y seguir llenando de amor a otros seres que se acerquen a ti. Estoy seguro que a Niebla no le hubiera gustado verte así.


–Entonces... ¿es mío?– preguntó la niña.


–Y tú de él– contestó con ternura la bruja, acariciando su cabeza– ¿cómo le vas a llamar?


Bianca levantó la vista al cielo repleto de estrellas, y vio el blanco pelaje del cachorro.


–Lucero–le contestó–se llamará Lucero.

Todos lucían satisfechos. Había sido una experiencia hermosa. Many por su lado insistía en que él quería llevarse también algún animalito de mascota, mientras agarraba a una pobre ardilla por el cuello. La bruja le sonrió.


–No creo que ellos estén listos para tenerte como su amo–le dijo, mientras Many pateaba el suelo molesto –tienes que aprender a ser más gentil con ellos. Pero no te preocupes, ya lo harás.
El niño no parecía convencido, pero no le quedó más remedio que aceptar lo que le decían.

Finalmente todos emprendieron el regreso a casa. La niña seguía sufriendo por la pérdida de Niebla, y seguiría sufriendo por mucho tiempo. Pero había aprendido una lección: que, si bien había seres en nuestra vida que no podíamos reemplazar una vez que lo perdíamos, siempre debíamos mantener nuestro corazón abierto a otros que también llegaríamos a querer profundamente.


Al día siguiente Bianca se despertó con los alegres lamidos de su nueva mascota. Ella lo tomó en sus brazos, cuando la puerta de su cuarto se abrió. Era su madre.

– ¿Verdad que está hermoso ese perrito?– le dijo– tienes que cuidarlo como hacías con Niebla.
Bianca quedó extrañada. Durante el camino de vuelta, la noche anterior, pensaba en la manera de explicarle a sus padres sobre Lucero, y ahora resultaba que ellos ya sabían de él. Seguro que era la magia de Casilda que observaba la escena a través de la ventana. Al cabo de un rato la llamó su papá.


–Bianca, ven afuera que Pedro quiere hablarte– le dijo.

Ahí estaba, el chico grandulón con los ojos húmedos de haber llorado. Entre sollozos le pidió perdón por haberle matado a su gatito. Le dijo que nunca había pensado en el daño que estaba haciendo, hasta que la noche anterior una pequeña luz entró en su habitación y como en un sueño volvió a ver toda la escena de lo ocurrido, pero sintiendo él, el dolor de las pedradas en el cuerpo, tal como lo debió sentir Niebla y también la tristeza que sintió Bianca al perder a su felino amigo. Ahora en él no cabía más sentimiento que el arrepentimiento, reparar el daño hecho, y no lastimar más a los animales ni a las personas. Bianca no dijo nada, sólo escuchó. En el fondo lo perdonó. Ya suficiente castigo tenía con el peso de sus actos en la conciencia.

Al final, este incidente sirvió para que tanto Bianca, como Pedro quedaran incluidos en el grupo de amigos de la bruja Casilda que conocerían la magia especial del Bosque Escondido.

domingo, 8 de octubre de 2006

El Valle de Antón

Mi punto de partida de inspiración siempre ha sido El Valle de Antón.
¿Las razones? van desde científicas a místicas. Siendo el cráter de un volcán extinto hace decenas de miles de años guarda la fuerza magnética propia de ellos.

Árboles cuadrados, una inmensa piedra tallada con jeroglíficos aún no descifrados, una montaña que asemeja la silueta de una mujer acostada (La India Dormida), chorros con historias místicas, narraciones de seres de fábula que caminaban por sus bosques y que se han ido perdiendo en los recuerdos ancestrales.

Montañas cubiertas por neblina, o noches donde se ve hasta la última estrella del firmamento. Vientos que nos levantan del suelo, o quietud que nos invita a la instrospección.

Recuerdos que quedan y no son fáciles de desprenderlos del corazón.

Pero sobre todas las cosas, ahí conocí a Casilda...

miércoles, 7 de junio de 2006

La historia de la Cuchi


¡Ay, no! Si supieras, Niño Grande, me fui a visitar a viejas amigas del bosque que ya son adultas...y escuche a Melissa contando esta historia,

besos,
Casilda


¡Qué barbaridad!, siempre me arrepentiré de haber invitado a la Cuchi a formar parte de nuestro Comité de Ayuda Social. Su comentario inicial sobre el “baño de pueblo” que nos íbamos a dar, al enterarse en qué cafetería nos reuniríamos, fue la primera señal de alarma.
Pues bien, la cita en cuestión era a las tres de la tarde (para darle tiempo a que fuera al salón de belleza). Nos acompañaron Teresita y Maruquel, dos amigas muy queridas para mí. Cuando llegamos al punto de reunión, la Cuchi empezó a la carga.
– ¡Ay, no! en la terraza del restaurante no, llegan demasiados pedigüeños, además se dañará mi blower con la humedad.
Ni modo, entramos y nos acomodamos en una mesa para cuatro personas. Teresita, con su acostumbrada formalidad, dio inicio a la reunión. El punto central era una visita al hospicio de Santa Eduvigis…y la Cuchi atacó de nuevo.
– ¡Ay, no! recuerdo cuando Manonguita me llevó a uno de esos orfelinatos, los niños me abrazaban y besaban, me tuve que bañar de pies a cabeza cuando regresé a casa.
Un silencio rodeó la mesa…traté de desviar la atención retomando el tema.
– ¿Y cuando es la visita, para revisar mi agenda? – pregunté seria.
– El último jueves de junio – respondió con frialdad Teresita.
– ¡Ay, no! ya mi bello-bello me dijo que en esos días nos íbamos para Orlando.
– Qué lindo, ¿se van con los niños? – intervino por primera vez Maruquel
– ¡Ay, no! cómo se te ocurre, ellos se quedan con mi suegra.
Otro silencio en la mesa, que fue interrumpido nuevamente por…ya saben quién.
– ¿Es que acá no atienden? Está bien que esté a dieta pero no me maten de hambre…oye tú, esta niña, ¿quién atiende esta mesa?
La mesera se acercó apenada.
– Ustedes disculpen señoras, pero hay poco personal hoy, y…
– Eso no es asunto de nosotras, te voy a reportar con el gerente, ¿cual es tu nombre?
– Yarutzenia –contestó agachando la cabeza.
La Cuchi soltó una carcajada. Luego de que tomara las órdenes la muchacha se retiró. Teresita intervino.
– ¿Qué te hizo tanta gracia?
– ¡Ay, no! a quién se le ocurre ponerle ese nombre a alguien, es como la hija de mi empleada que se llama Emileidi.
En esta ocasión la tuve que llamar al orden, ya que las personas de las mesas vecinas empezaban a poner sus ojos en nosotras. Pero ella parecía no dar tregua a su lengua.
– La secretaria de mi bello-bello se llama Galamatía, ¿quién se va a fijar en ella con ese nombre?
Me mordí la lengua para no decirle que su marido. Fue entonces que Teresita saltó al rescate.
– Por cierto Cuchi, por qué nunca usas tu nombre verdadero en lugar de ese apodo, ¿acaso también tienes un nombre raro?
–¡Ay, no! ¡Nada que ver! Tengo un nombre muy Cristiano, mi mamá era devota de la Virgen – dijo cambiando el semblante– lo de Cuchi me lo dicen desde que era una chichí.
– ¿Cómo te llamas? – insistió Teresita.
Ante el evidente silencio de la interpelada no me quedó más remedio que contestar yo, poniendo énfasis en todas las sílabas.
– Su nombre completo es: MARIA DE LOS DESAMPARADOS
– ¡AY, NO!– gritamos todas al unísono, entre carcajadas

sábado, 20 de mayo de 2006

Mío, de mi propia inspiración



Hola Casilda, hoy te voy a contar una anécdota que no se si será trágica, cómica...o tragicómica.

El salón de conferencias estaba lleno. Poetas, cuentistas, novelistas y ensayistas de todos los confines del suelo patrio estaban presente en la Magna Celebración donde se exhaltaban a las letras del país.

Así, sentada en la mesa principal, la novel poeta tomó en sus manos el micrófono. Delgadita, pequeña en estatura, vestida con sus mejores galas y sin un ápice de timidez se dirigió al selecto auditorio:

"Buena tardem, quiero agradecer, como hice enante, a la Licenciada Juanita Rodríguez por haberme invitao a este evento tan especial. Primero que to'o quiero presentarme: me llamo Angelita Maricruz Jaffree y me gusta escribí poesía, lo hago desde que tengo doce años. Le escribo al amor, a los animales, a las personas, a los colores, a los niños, a los viejitos y a mucha cosa más. (El público la mira desconcertado). Bueno, sin más preambulos los voy a deleitar con un poema mio, de mi propia inspiración titulado "NEGRO"...y ustedes se preguntaran ¿en qué me inspiré para escribirle a ese color?...pues en la noche, porque es negra. Me disculpan , pero yo hago la mímica mientras declamo. Maestro, ponga esa canción de Titánic que es bien bonita. (Se pone de pie, una mano la ocupa con el micrófono y una rosa, y con la otra gesticula exageradamente).

Oh negro de la noche, oh negro que me inspiras, subes bajas como las rosas en las espinas...muchas gracias (ella seria, en el público risitas discretas, aplausos por compromisos)

Ahora le toca al amor, porque ustedes saben como les dije enante que también le escribo poemas al amor, que la vida sin amor nos es naa...Maestro póngame esa otra música bonita (empieza a sonar Para Elisa de Beethoven) ahora los deleitaré con este poema mío de mi propia inspiración intitulado "Al amor".

Oh mi amor, por que razón te dio la comezón, y me dejaste sola con mi canción...mucha gracias (lágrimas en sus ojos, risas más audibles) .

Sí, ya se maestro que me he excedido mi tiempo (lágrimas en sus mejillas, carcajadas que llenan el salón) pero antes de retirarme quiero regalarles estas rosas que he cortado de corazón para ustedes y a las que amarré poemas míos de mi propia inspiración, para que me recuerden siempre. Maestro póngame otra música bonita mientra doy las rositas...tenga...tenga...tenga (va entregando una a cada persona que acallan las carcajadas por vergüenza). Bueno mis querido público, ahora me tengo que ir a escribir más poemas, porque mi inspiración no se acaba, gracias a todos por haberme escuchado"

Se retiró con una sonrisa en los labios, mas nunca se supo si fue por el efecto que obtuvo al final cuando silenció las risas burlonas, o porque de verdad creyó que había deleitado al pérfido público con poemas suyos de su propia inspiración.

¿Tú qué piensas, Casilda?