lunes, 1 de enero de 2007


Hola Niño Grande, hoy decidí dar una vuelta por la ciudad, mientras ustedes se disponían a recibir el año 2007. La medianoche se convirtió en una explosión de juegos pirotécnicos. Parecía que la felicidad se desbordaba por doquier. Sin embargo al acercarme a las ventanas de los altos edificios pude contemplar rostros sombríos, anhelantes.


Sí, muchos de ellos se perdían en multitudes de abrazos y besos, pero seguían sintiéndose solos.

Te propongo que para el nuevo año empieces a romper esa soledad interna...ya es hora que llenes tu corazón. En el Año Nuevo nos llenamos de resoluciones, ¿por qué no agregas en la lista ser feliz?

Suelta las anclas y disponte a volar, y así los estallidos de colores no serán un adorno exterior, sino un sentimiento interior.

Te quiere tu amiga,

Casilda.